¿Por qué será que una nueva patología aparece en cada cambio de década?
¿o será que las tenemos desde siempre, sólo que nos damos cuenta de ellas al asustarnos del nuevo número de dos cifras que aparece ante nosotros?
No sé si a los 20 existe una especie de crisis, tal vez sí, y yo estaría pasando por ella. Tal vez ocupar un espacio en internet para escribir pelotudeces que no se sabe quién las podria leer, sea una especie de manifestación de mi ignorada patología.
Pero veamos qué pasa a los 30. Una mujer, soltera, o ya está casada, y tiene hijos que pensó era fácil criar, y los malcría, o no tiene nada, se consigue un perro y de vez en cuando se trauma porque se encuentra con alguna tía vieja que le recuerda lo malo que es ser una solterona. Y es en el perro en que se dibuja todo el meollo del asunto, funciona como un hijo. Creo que llega un momento en la vida de todo ser humano, en el que es necesario tener algo que dependa de nosotros. En vista que no tenemos decisión; ni liderazgo; ni novio soportable, cuerdo y estable; nos conseguimos un perro para mandonear a nuestro antojo y que no nos diga ni histéricas, ni se vaya por ahí con otra con el "cuadril" más entero.
Cuando uno llega a los 40, ahí la cosa se pone peor. Los primeros síntomas son la necesidad de hacer ruido, mucho ruido. Tengo la teoría de que todo en esta vida es circular; uno nace, y es un bebé que hace ruido, jode y se caga encima; uno cuando casi muere, es un viejo, que hace ruido, jode y se caga encima. Todo vuelve a suceder, el gran ciclo de la vida. A los 40 eso se empieza a notar, la primera regresión. Lo que pone en este estadio de la vida en evidencia la existencia de esta triste patología decadente (por diez, deca...) es la radio. Mis padres tenían la radio prendida de la cocina, más una radio portátil extra en su mano, y cuando jugaba mi hermano(al football) ponían el partido en otra radio en el living. No había donde esconderse, o escuchabas el partido o te ibas de casa..."mientras vivas en mi techo, vivirás bajo mis reglas"...qué frase, me muero por usarla...
Y llegamos a los 50, aquí no hay mucho para decir, salvo que todo se vuelve aún más evidente, y si tienen una familia de descendencia itliana como la mía, les serán familiares las conversaciones a alto volúmen, a muy temprana hora en la mañana. En cuyo caso una hace malabares para taparse los oídos sin que se le acalambren a uno los dedos. En esta década no sólo están todas las radios prendidas, sino que también están los televisores, de cada cuarto. Y ni sueñen con apagarlos...a los 13 minutos se dan cuenta de tu atrevimiento y no sólo te gritan y la vuelven a encender, sino que suben aún más su volúmen. Yo de vez en cuando voy bajando de a poquito los decibeles de cada aparato, funciona el 95% de las veces. Pero lo peor de todo creo que fue el tener que fumarme una cábala absurda de mi madre para que el equipo de mi hermano ganara el partido, y en el mejor de los casos, para que él convirtiera un gol. Consistía en chistar, como si todos los aparatejos prendidos al mismo tiempo no hiciesen suficiente barullo, uno además debía escuchar un sssshhhhh, ssssssshhhhhhh, sssssssshhhhh...de vez en cuando. El patrón venía de a tres ssshh, por jugada...
Y bueno el resto de la vida es una chochera generalizada, no se puede hablar ni de crisis, ni de patologías, uno no tiene más noción de nada. Uno está por estirar la pata, y se lo putea, pero se le perdona todo; y por el ese sentido circular de la vida, se pierde la consciencia y la vergüenza. Pero lo más importante, es la etapa de la revancha, amortiguados en nuestra excusadora chochera, podemos romperle las pelotas a todos los que nos rompieron los huevos durante toda la vida...vendetta!
Comentarios
Le advierto que debe usar sus lentes, mire que uno corre serios riesgos...En plena noche terminé con una mano ensangrentada, ya que por saludar a alguien que me resultaba muy familiar, tropezó, mi mano, con una vidriera en la cuál quise saludarme...EL problema eran los lentes, no el alcohol...Lo juro.
Siga escribiendo que la gente llegará para conocerla.