Despegó hacia un exilio en alguna tierra lejana, en busca de una oportunidad, que aún siendo esperada, no fue encontrada, tanto porque no la vió o no estaba; o simplemente no se esperó lo suficiente. Sin llantos, ni sonrisas, con nada más que imágenes en sus bolsillos, cambió de escenario y se internó en una casa lejana al otro lado del planeta, o tal vez fuera de él. La tristeza del silencio, las palabras que se pierden por la distancia, y que después se olvidan de decir; ya que a veces no se dicen porque no se responden. En realidad no se si extrañaba afectos, sólo se que antes allí no estaba. Pero fue después de cierto tiempo que noté una cierta estabilidad, una determinada rutina. Y así, todas las mañanas recorría el mismo camino, con la misma intención. El mismo hombre se asomaba por la misma esquina, y parecía seguirla con la mirada. Siempre parecía dudar antes de intentar revelar un gran secreto. Pero este hombre era parte del espacio, siempre estaba allí, y es por eso que ningú...